El día 7 de junio hicimos una excursión para visitar el dolmen de Lácara y la villa romana Torreáguila. Después de la visita, que nos encantó, visitamos la localidad de Barbaño donde nos esperaban los chicos y chicas del colegio vestidos de romanos para hacer una pequeña representación para nosotros. Lo pasamos muy bien.
Visitando la villa romana
Sergi nos cuenta sus
vivencias sobre este viaje.
¡Los alumnos de 5º vamos de excursión al
dolmen de Lácara!
El jueves, 7
de junio fuimos de excursión. Llegamos al autobús a las 8:30 horas, donde nos
dieron los bocadillos. Miré al autobús: se trataba de un "Viajes
Lince" negro y muy grande. Desde dentro lo parecía más. Me senté y vi
desde la ventanilla a mis padres saludándome; yo también les saludé. En
ese momento el autobús comenzó a moverse…
Tras veinte
eternos minutos de viajes llegamos al campo, el autobús abrió sus puertas y
todos bajamos, nos encontrábamos en mitad de la vegetación. El profesor
presentó al guía que habíamos contratado, y este nos llevó a pie hasta el
dolmen de Lácara. Durante el camino había muchas piedras altas (total, que todo
el mundo se subió a ellas en menos que canta un gallo), y al fin llegamos al
dolmen, que se trataba de un corredor de piedra que conducía a una cámara.
Después volvimos al autobús para merendar y nos fuimos a Torreáguila.
Torreáguila consistía en
una villa romana, donde estaba todo lleno de ruinas. Allí nos encontramos con
dos personas que mantenían el parque. Comenzamos por las termas romanas,
que habían sido protegidas por un techo para que no sean dañadas, y después fuimos a
la sala estival, que estaba bajo tierra, después fuimos a la zona de culto y
finalmente, acabamos por el lugar donde se hacía el vino. Cogimos el
autobús y nos fuimos a Barbaño.
En el parque de Barbaño nos
esperaban los alumnos de cuyo colegio no me acuerdo, e hicieron una obra de
teatro. Nosotros hicimos el "Baile del Candil". Después nos
quedamos mucho tiempo en el parque, merendamos y después volvimos a casa.
Ya en el autobús nos
pusieron "Madagascar" y nos entretuvimos un poco. Cuando llegamos al
cole recibí a mi padre con un fuerte abrazo.
Me lo he pasado muy
bien y aquí, en esta redacción, lo puedo asegurar.
En el dolmen de Lácara: