20 de diciembre de 2012

Un cuento de Enrique

                  EL MURO GELATINOSO

 Había una vez una ciudad muy lejana que tenía una cualidad, era la única
 ciudad de los alrededores que no bebían agua, si no leche de perro. Esto pasaba porque un muro que era un egoísta no dejaba a la gente poder beber agua porque decía que el agua era solo suya.
                                                     
  - ¡Este agua es solo mía!
  - Todos los de la ciudad necesitamos agua. 
                                                     
 Entonces un mago que vivía en la ciudad de al lado decidió ayudarlos y dijo enfrente al muro:
                             
 -  ¡PATATÍN PATATÁN EN GELATINA TE CONVERTIRÁS!
                               
El muro muy triste se veía reflejado en el resplandor del agua como se ondulaban sus ladrillos gelatinosos. Por fin las familias pudieron en 10 años beber agua limpia y pura, y no leche de perro. Un niño bastante enfermo cuando la bebió dijo:

- Mama, ¿cuando fue la última vez que bebí agua limpia?
- No lo se, hace tanto tiempo que ya no lo recuerdo.

  Uno de los ciudadanos dijo:

- Si él ha sido tan cruel con nosotros, vamos a ser crueles con él, comámonoslo y así ya no nos estorbará.

  Al cabo de un rato ya se lo habían comido y la paz volvió a reinar en la ciudad.
                                                                                              
                                                                          Enrique Anselmo.

1 comentario:

Andrea Garcìa lozano dijo...

Es muy bonito pero los ciudadanos no debían haberse comido al muro gelatinoso y si la gelatina se hubiese convertido en ladrillos mientras se lo estaban comiendo.