11 de diciembre de 2012

El cuento de Laura

    Una Pequeña Giganta

Todo comenzó cuando nací, en un pequeño Reino llamado "Nefera", cuyos reyes eran Sarpín, Rey de Mares y Océanos, y Kantia, Reina de la Naturaleza y Criaturas Míticas.
Nefera estaba situado justo debajo de la constelación de Casiopea, donde a la derecha tenía el Bosque de los Duendes, y a la izquierda, el Reino de las Hadas.
Bueno, como iba diciendo, todo comenzó cuando nací, en el único y gran hospital que tenía el Reino.
Había nacido una pequeña y nueva giganta en el Reino, cuyo nombre fué Amy, no muy común en Nefera, pero sí en el Reino de los Humanos, más abajo de la nube en la que se encontraba nuestro Reino. Era una giganta rosa muy guapa, aunque un tanto extraña: Pesaba solo 103 kilos, menos de lo normal. A medida que iba yo iba creciendo, los demás gigantes y gigantas se burlaban de mí, debido a mi peso y mi estatura.
Al fin había llegado el gran día, ese en el que ya era lo suficientemente mayor para hacer cosas que antes no podía hacer, era el día en el que yo, Amy Gerard, cumplía 8 años. Y lo mejor de todo era que Joshep Manos-De-Oro, el mejor Cazador de Cuentos del Reino de los Humanos, venía aquí, a Nefera, para entrevistar a todos los gigantes del Reino, y escoger solo a uno para protagonizar su nuevo libro: "Aventuras de otro lugar".
¿No sabeis qué es un Cazador de Cuentos? Pues bien, un Cazador de Cuentos es... es... bueno, es un humano que escribe y publica, en el Reino de los Humanos, libros donde cuyos protagonistas son seres míticos.
Cada 50 años, se eligen a los tres mejores escritores de cuentos míticos, a través de votación entre todos los reinos, y esos tres se convierten en "Cazadores de Cuentos", por lo que tienen acceso al "Puente Real", que conecta el Reino de los Humanos con todos los Reinos Míticos. Su oficio es entrevistar a seres míticos para que protagonice su libro, y como yo ya tengo 8 años, ya puedo participar en las entrevistas.
Lo malo era que no podía participar, debido a que no medía lo suficiente, así que le pedí ayuda a la bruja Serefina, que junto a su sirviente Leonardo, estuvieron encantados de ayudarme, eso sí, a cambio de 10 monedas de Oro. Aunque en el Reino tenía fama de estafadora, yo sabía que en el fondo tenía buen corazón. ¡No se puede juzgar a la gente solo por su apariencia!
Al día siguiente, le llevé las 10 monedas de Oro a la bruja Serafina.
-¿Estás segura de que funcionará? -dije yo.
-¡Por supuesto! Venga, comenzemos... ¡Leonardo, tráeme el conjuro 116! -exclamó Serafina.
Leonardo, su fiel ayudante, le dió el conjuro, y Serafina procedió.
Puso unos pétalos de rosa a mi alrededor, y comenzó a decir unas palabras muy extrañas.
¡Era increíble, era más alta!
Cuando salí a la calle, la gente ya no se burlaba de mí, y lo mejor de todo: ¡Conseguí el papel de protagonista!
                                       Laura Bolaños

2 comentarios:

sergi dijo...

Está muy bien, Laura

Laura Bolaños dijo...

Muchas gracias, igualmente.