El castillo embrujado
Érase una vez un niño que se llamaba Máx. Era un cobarde y... en el colegio, le insultaban y le pegaban. Un día de verano fue con su hermana a la feria de SanPetesburgo y había muchas atracciones pero la que más le llamó la atención era una atracción que superaba a las demás, el Castillo Embrujado. Máx, le suplicó a su hermana que le montase en él con ella. Su hermana le dijo que si le montaba en esa atracción no podría bajarse. Cuando subió, estaba aterrorizado pero él con su fuerza de voluntad superó todo el tramo que suponía la atracción. En el momento en que se bajó sentía una sensación extraña pero agradable, se le había quitado por completo su cobardía. Pasado un tiempo, empezaron las clases y se lo contó a sus amigos, pero ellos no se lo creían. Ya nadie le insultaba ni pegaba. Parecía el niño más valiente de su cole, pero no del mundo.
Pablo Fernández Lucas
Érase una vez un niño que se llamaba Máx. Era un cobarde y... en el colegio, le insultaban y le pegaban. Un día de verano fue con su hermana a la feria de SanPetesburgo y había muchas atracciones pero la que más le llamó la atención era una atracción que superaba a las demás, el Castillo Embrujado. Máx, le suplicó a su hermana que le montase en él con ella. Su hermana le dijo que si le montaba en esa atracción no podría bajarse. Cuando subió, estaba aterrorizado pero él con su fuerza de voluntad superó todo el tramo que suponía la atracción. En el momento en que se bajó sentía una sensación extraña pero agradable, se le había quitado por completo su cobardía. Pasado un tiempo, empezaron las clases y se lo contó a sus amigos, pero ellos no se lo creían. Ya nadie le insultaba ni pegaba. Parecía el niño más valiente de su cole, pero no del mundo.
Pablo Fernández Lucas
3 comentarios:
me ha gustado porque, la historia es una realidad en el mundo
Marcos: jajaja ¡Que atracción más chula!
jajaja ¡Que atracción más chula.!
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